El húmedo corcho esparció el aroma secuestrado.
Un torrente de Bobal abandonó los barrotes de cristal y se desató sobre la copa. Sus salpicaduras insertaron diminutos colmillos en las comisuras de la boca cristalina, dejando fluir la simbólica sangre de Cristo al océano de vides aplastadas por pies de carne y metal.
El agitado movimiento del tallo despertó fragancias frutales y días de lluvia; gravándose en la memoria de la nariz y avivando un pozo de recuerdos olvidados.
4 comentarios:
¡Umm!. ¿dónde está ese vino oloroso y rico de paladar para catar?
Buen texto.
Excelente; realmente despiertas los sentidos y nos haces degustar cada línea. Preciso y exacto, no lo sobra ni le falta nada.
Felicidades.
dan ganas de beberlo :) enhorabuena por el texto. Un saludo
Dios, he sentido el sabor de verdad, el aroma y hasta la textura :) Un trabajo de descripción fantástico, te felicito por tu espacio :) Es un rato largo, muy largooooo interesante.
Te sigo desde ya!!!
Un abrazo!!!
Favole
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